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  • Foto del escritorMerme

En un lugar, hay un lugar que es tu lugar

Actualizado: 2 jun 2018


Esta es la historia de mi viaje al interior.

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Hace un tiempo, me fui de bsas.

No aguantaba mas, ni el tren que pasaba por la esquina de casa, ni el crujir de las hojas de otoño que pisaba de camino.

Lo que amaba de Bs As, me estaba atormentando. Asi que, partí.

Todos me preguntaban, ¿te vas con ahorros, vas con plata? y yo… pouff!! Si, si tranquilos. En mi bolso había ropa, libros y la plata justa para instalarme. Lo demás tenia que salir de la capital de Neuquen. Mi próximo destino.

Vendi anteojos, cocine tortas y hasta hice un censo de levaduras casa por casa…


- Disculpe señora, usa levadura en polvo o en pan??


Quería medirme, saber si era capaz de empezar de cero y si las personas sin conocer mi historia, quisieran ser mis amigos o darme la oportunidad de un trabajo. Experimentar el famoso “borrón y cuenta nueva”.

Los primeros meses estaban bien, era todo conocer la ciudad los amigos nuevos, la gente y el clima… hay amigos; que difícil era adaptarme a un clima completamente seco.

No nubes. No lluvia.

Todas las mañanas me levantaba y miraba al cielo. Me tomaba unos minutos y decia:


- Celeste. Otra vez diáfano, turquesa. Ni una nube, SECO y me iba a trabajar caminando.


Nadie me conocía, era un extraño en la ciudad y era lo que estaba buscando. Trabajaba, caminaba, pintaba, leía y pasaban los días que comenzaban a ponerse normales, cotidianos. Me acostumbre a mi soledad y a mi nueva vida, extrañaba un poco la familia y los amigos. De a poco sentía que iba resolviendo esas pequeñas charlas pendientes conmigo. Todos los días, me levantaba, miraba el cielo antes de salir y seguía ahí;


– Celeste, sin nubes, SECO.


Hasta esa tarde…

Estaba preparándome unos mates mirando el patio de mi pequeña casita dentro de la casa de Lucia, una abuela de 90 años que me alquilo su lavadero con cocina. Desperezándome de la siesta, - NUBES! Se estaba nublando!! rápidamente, tire el mate a la mierda y corri a la calle, las gotas se pegaban en mi piel y en mi cara, era agua que caia del cielo! llegue a la esquina y me quede parada con los brazos cruzados, los ojos cerrados y la cara mirando hacia arriba, estaba concentrada en la lluvia cuando escucho;


- Que haces Marianela?!


Me desperté de golpe de un sueño y le dije;


- En Buenos Aires siempre hay nubes en el cielo, son esponjosas, a veces planas, como empedrado, como bruma. El cielo no es turquesa nunca, siempre tiene nubes, cada dos tres días llueve.


Cubriéndose de la “lluvia”(1) con su campera, se rio y me dijo;


- Si, por eso te pregunto, que haces acá. En Neuquén.


Y así, sin saber, Valentín rompió el hechizo.




Nadie sabe de donde es, hasta que se encuentra en su destino, la búsqueda está en uno.



(*)Para una chica de la Pampa húmeda, eran 3 gotas, para un neuquino, estaba lluviendo.


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